La alta sociedad
Johnny Davis se sumerge en el mundo del diseño de interiores de los jets privados
Los jets privados han experimentado un auge comparable únicamente al del lujoso diseño de sus interiores. La evolución de estos espacios ha experimentado un largo recorrido que va desde el utilitarismo de los primeros ejemplos hasta las soluciones más recientes, donde la imaginación de los diseñadores se desboca para convertir la experiencia de volar en algo único. Hagamos un breve repaso histórico de esta evolución:
En 1962 el Lockheed Jetstar se convirtió en el primer jet privado puesto a disposición del público, capaz de viajar a una velocidad de crucero de unos 560 km/h y acomodar a 11 pasajeros. En 1964 llegó el Learjet 23, más rápido y con menor consumo de combustible, favorito de los famosos por su velocidad y comodidad, con Frank Sinatra entre los primeros en adoptarlo. La cabina de su jet era un dechado de comodidad, con dos asientos de cuero en la parte trasera y un diván para tres o cuatro pasajeros adicionales según fuera necesario, además de un mueble para bebidas completamente abastecido y una mesa para jugar a las cartas.
A este modelo le siguió el Gulfstream II, que supuso una mejora significativa, con tapicería de cuero, teléfono privado, aire acondicionado y un sistema de sonido con altavoces repartidos por toda la cabina. Pionero en poseer complementos que serían esenciales en futuros jets privados, este modelo contaba también con un sistema de entretenimiento con televisores y reproductores de VHS.
Conforme avanzamos en la década de los 70, los tamaños van aumentando. El Starship, un Boeing 720 reacondicionado, alcanzó notoriedad gracias a Led Zeppelin y otros famosos de gira, como Elton John, John Lennon y los Rolling Stones. Poseía un enorme sofá, sillas giratorias, una barra de nueve metros y un chef privado. La parte trasera del avión albergaba una cama de agua queen-size y una colcha de piel blanca que añadían unos 680 kilos extra al peso total del avión.
Cambios de altos vuelos
Hoy en día, los jets privados son segundas residencias volantes, con todas las comodidades que pueden encontrarse en viviendas y oficinas de lujo. Bares de champán, mesas de comedor y gimnasios no son más que algunos de los conceptos que se están materializando como ejemplo de la libertad de expresión y las prioridades de los clientes expresadas a través de la personalización de estos espacios.
"Los pasajeros llevan una vida ajetreada y aprecian cierta calma y tranquilidad", constata Richard Whitehouse, director de la empresa británica de diseño aeronáutico Harrison Eidsgaard. "Buscan sentirse especiales y el diseño de interiores de alta gama debe responder a esto creando algo duradero y bello y, a la vez, espectacular y muy personal".
"Se han producido grandes saltos tecnológicos que influyen en la conectividad y la calidad del entretenimiento a bordo, pero también en la posibilidad de trabajar a todas horas y desde cualquier lugar. Por ello, buscamos espacios que permitan tanto el trabajo como una desconexión total. Y ambos aspectos se reflejan en el diseño de los aviones".
Pongamos como ejemplo el Dassault Falcon 10X, que despegará en 2025. Esta aeronave, que roza las 26.800 toneladas es conocida como "la villa celeste" e incluye estanterías para libros, hornos de convección y un cuarto de baño más grande que el de algunos apartamentos boutique. Otros clientes pueden preferir el Embraer Lineage 100E, 19.000 toneladas de avión con cinco "zonas interiores" y una cama de matrimonio. El toque extravagante lo añade Alberto Pinto Interior Design, con sede en París, que ha creado una ducha a ras de suelo para un Airbus ACJ319 – una rareza en los jets privados debido al peso del agua –, así como una cocina totalmente equipada y un área de salón cuyo diseño se basa en el feng shui.
"La personalización depende totalmente del propietario: si bien unos se debaten entre poner los dormitorios y las suites en la parte trasera o en la delantera, todos coinciden en la demanda de Internet de alta velocidad y en pedir sistemas de entretenimiento de última generación", asegura la diseñadora neoyorquina Edése Doret, que ha equipado más de 30 jets para clientes e incluso recibió el encargo de los Obama de rediseñar el Air Force One. "Celebramos una reunión inicial con el cliente en la que presentamos varias opciones de distribución, seguidas de renders fotorrealistas de zonas clave antes de darles las opciones de tapicería y acabado. Una vez instalada la cabina, realizamos una serie de vuelos de prueba antes de la entrega definitiva al cliente".
Howard Guy, director general de la consultora británica Design Q, añade: "Nuestro trabajo es deslumbrar al cliente; hacer algo que no haya visto ni pueda ver en ningún otro sitio. No hace mucho, el interior de un típico avión de negocios no aspiraba a soluciones 'contemporáneas' ni ofrecía ningún tipo de 'factor sorpresa'". Cuando Guy y su equipo recibieron el encargo de rediseñar el interior del Bombardier Global 7500, tenían como instrucciones abandonar el habitual diseño gris de estilo militar y tratar la cabina como si de un coche de lujo se tratara, empleando materiales de alta gama. "Querían la misma calidad que un Rolls-Royce, y eso fue lo que les dimos".
Los interiores en boga
A pesar de alguna que otra petición poco ortodoxa, el interiorismo de los jets privados de hoy en día suele ser más refinado y menos ostentoso que en los tiempos de Led Zeppelin. Las tendencias actuales incluyen el denominado estilo "soft modern”, caracterizado por la madera y el cuero, formas más fluidas y materiales modernos como la fibra de carbono, el cuero vegano y los tejidos reciclables.
"Hemos notado un aumento en las solicitudes de diseño de interiores para aviones de mayor escala, en especial por parte de compañías de vuelos chárter de lujo y de viajes de negocios que buscan redefinir los estándares de los jets corporativos", afirma Yves Pickardt, especialista en interiores de aviones de Alberto Pinto Interior Design. "Sea cual sea su estilo, los nuevos materiales como la fibra de carbono, la metalización en frío, los tejidos veganos, ecológicos y reciclables y el cuero cada vez tienen más presencia en los aviones".
El reto del diseñador, por tanto, es crear algo duradero y bello, pero también único y personal. A diferencia de los yates, donde el peso no es tan importante, los interiores de los aviones exigen tanto conocimientos artísticos como técnicos, debido a la normativa sobre seguridad, inflamabilidad de los materiales, etcétera.
El diseñador Colin Radcliffe, afincado en Londres, supervisó la renovación de un Airbus ACJ319neo al estilo de un transatlántico Art Decó de los años 30, con papel pintado bordado y espejos antiguos hechos a mano. Otro ejemplo es el del BBJ Max 7, diseñado por la empresa canadiense Camber Aviation e inspirado en el cabriolet Rolls-Royce Boat Tail. Con la flexibilidad de los pasajeros en mente, su diseño incluye mesas de comedor escamoteables y una barra de champán que, al retraerse, permite ver una pantalla de vídeo oculta.
Pese a que algunos aviones cuentan con dormitorios al uso, muchos clientes tienen otras prioridades para el diseño de estos espacios. "En vuelos de cuatro horas, el ámbito pensado para una cama puede destinarse a otros usos”, dice Guy. "Así mismo, la gente no siempre quiere asientos que parezcan butacas a la antigua usanza, sino sofás de dos plazas para poder caminar a su alrededor: esto te abre a un mundo de nuevas posibilidades".
"Hemos fabricado un Global 8000 con el techo completamente azul y nubes en 3D", añade. "Gracias a la iluminación estroboscópica controlable, parece que las nubes se mueven. Lo hemos diseñado de manera que durante el día se muestra un cielo normal con nubes, pero por la noche, cuando se apagan las luces, salen las estrellas". Uno se pregunta si hubiera despertado la envidia de Frank Sinatra; al fin y al cabo, él era la única estrella presente en su jet privado.
Picture Credit: Edése Doret Industrial Design & Design Q