La reina de Le Mans
Con 10 Grandes Premios a sus espaldas, ninguna mujer ha conducido las exigentes 24 horas de Le Mans como Anny-Charlotte Verney.
Puesto que Anny-Charlotte Verney nació en Le Mans, es normal suponer que en sus 78 años habrá asistido alguna vez a la famosa carrera de 24 horas, especialmente porque su abuelo Louis fue uno de los primeros promotores de la carrera allá por 1923. Pero eso sería quedarse corto, pues ostenta el récord del mayor número de participaciones de una mujer.
Entre 1974 y 1983, Charlotte (como prefiere que la llamen) corrió 10 veces en Le Mans y fue incluso más allá. Hemos hablado con ella de los momentos más destacados de su carrera en su residencia de Biarritz, donde es toda una celebridad.
Primeros circuitos
Charlotte se inició en el automovilismo con un monoplaza Formule Bleu de Citroën. "Cuando tenía una carrera, practicaba la víspera y me aprendía el circuito", explica. "Al principio, hacía muchos trompos. Pero adquirí muchas tablas y fortalecí mi carácter. Cuando eres la única mujer que corre con 25 hombres tienes que demostrarles que no vas a dejar que te adelanten en la primera curva.”
"En octubre de 1972, recibí una propuesta del equipo Aseptogyl de Bob Neyret. No me entusiasmó porque se trataba de un equipo exclusivamente femenino, con algunas otras conductoras conocidas, pero acepté.”
"Hacer una temporada de rallies era algo nuevo para mí. Empecé con el Rallye Neige et Glace en marzo, y fue la primera vez que rodé sobre hielo. En septiembre, corrí en el Tour Auto con un vehículo fuera de serie, un Alpine A110 1800 Grupo 4, puesto a punto por Mignotet. Era un coche realmente bueno, pero tuve un accidente en la última etapa después de que mi copiloto se equivocara al leer el libro de ruta y nos fuéramos por un barranco. Después de eso, preferí quedarme con los circuitos.”
"Pese a todo, poco después conduje mi primer rally africano - "Le Bandama"- en Costa de Marfil y tuve un accidente muy grave. Había pasado el volante a mi copiloto (Christine Dacremont) para que condujera durante una hora, porque el rally duraba cuatro días con sus noches, cuando se salió de la carretera. Mis padres recibieron un mensaje del hospital informándoles de mi gravedad y fueron a por mí... Si no, allí me habría quedado".
Entre hombres en Le Mans
Inquebrantable, Charlotte hizo su primer Le Mans en 1974. "Decidí seguir en las carreras de circuito y busqué un patrocinador, pues nunca quise pedir dinero a mis padres. Por primera vez, corrí como profesional con un Porsche de fábrica, pero sin decírselo aún a mis padres. Se enteraron el lunes antes de la carrera en el periódico Le Maine Libre y fue la primera vez que vi a mi padre asustado. Aquel sábado, en la línea de salida, se acercó y me dijo: 'Si va demasiado rápido para ti, por favor, para' y yo me limité a responder: 'Sí, papá, pondré el intermitente y pararé al final de la recta'. Rodé bien en las tres primeras vueltas y terminé decimotercera".
Para entonces, a Charlotte le ofrecían maquinaria muy seria, pero en 1977 decidió conducir su propio Carrera 3.0 RS 911. "Los mecánicos tuvieron que sacar el motor para sustituir la caja de cambios, así que nos retrasamos mucho. Al año siguiente, 1978, volvimos a tener problemas con la caja de cambios, pero aún así terminamos duodécimos en la general.”
"Para 1979 me autofinancié totalmente con un 934, pero de nuevo tuvimos un retraso de tres horas en los boxes mientras reemplazaban la caja de cambios por lo que en 1980 mi 934 fue sustituido por un Kremer 935 K3. En la hora 17, el coche ya era cuarto, pero el actor Jean-Louis Trintignant se salió y estrelló en su primera vuelta, dejando el coche demasiado dañado para continuar". Charlotte todavía se enciende con este tema – le enervan las insensateces - y culpa a los patrocinadores, que le presionaron para que Trintignant condujera cuando no era el momento adecuado de endosarle un novato.
El mejor resultado de Charlotte en Le Mans fue un sexto puesto en la general al año siguiente, de nuevo con un Porsche 935. "1983 fue mi último intento en el Rondeau-Ford M482. Desgraciadamente, nos retiramos, pero, para que conste, mi velocidad máxima en la recta de Mulsanne - Les Hunaudières - fue de 356km/h".
Los años con Thatcher
Sin embargo, su carrera como piloto estaba lejos de terminar, ya que se lanzó al mundo de los rally raids de resistencia, incluyendo el durísimo París-Dakar. Su copiloto en 1982 fue Mark Thatcher, el hijo de la entonces Primera Ministra británica Margaret Thatcher, y las cosas no fueron bien.
"Conocí a Mark durante las 24 horas de Le Mans en el 81, ya que teníamos el mismo patrocinador. Como no teníamos ninguna carrera en invierno, decidimos hacer el París-Dakar. Así que, en el 82, copiloté en un Peugeot 505 Estate con el heredero de la Dama de Hierro inglesa, junto a nuestro mecánico Jacky Garnier.”
"Íbamos en convoy con otros dos coches cerca de la frontera entre Malí y Argelia, y nos detuvimos para reparar un eje trasero dañado. También teníamos un brazo de dirección doblado. Tal vez debido a la dirección defectuosa, acabamos desviándonos 56 km de la ruta. En aquella época, no había teléfonos móviles ni GPS, así que no se podía contactar con nadie. Mark nos aseguró que su madre enviaría un satélite para encontrarnos. Nos buscaron por aire intensamente y, al final, tras cinco días, fue la Fuerza Aérea Argelina la que nos encontró. De vuelta al hotel, por primera y última vez en mi vida, vi a un chico de 35 años sufrir la enérgica reprimenda de su padre".
Lejos de desanimarse, Charlotte volvió al Sahara en muchas ocasiones antes de competir en su última gran carrera en circuito, en las 24 horas de Spa-Francorchamps de 1990. No cabe duda de que es una mujer con agallas.
Créditos fotográficos: Alamy y Porsche